miércoles, 29 de abril de 2009

DE SANTIAGO A SAN PEDRO Y PEDALEO PORQUE ME TOCA

























































































































































































































































































































































Capitulo en construcción, no impacientarse


No se si todos ustedes han jugado alguna vez al juego de la Oca; tiene unas normas puñeteras que, a veces, te hacen avanzar mucho con tus fichas y otras te regresan atrás o a la propia salida, cuanto no caes en trampas irreversibles.
Pues bien, es como he sentido este difícil paso que se eleva a mas de 4800 metros entre Chile (San Pedro de Atacama) y Argentina (Paso Jama).

COMIENZA EL JUEGO:
Al principio todo fue sobre ruedas anchas y mi cuerpo, recostado en una confortable cama de un bus de lujo de los que van a mas de 100 km/hora, no tuvo nada de que quejarse. A través de la ventanilla se fueron sucediendo áridas montañas ribeteadas con captus, bosques de eucaliptos, secarrales pegados a la costa del pacifico con pueblitos marineros y estensas llanadas que dieron paso a la noche y con ella al sueño interrumpido por paradas ocasionales en mitad de poblaciones somnolientas sin nombre.
Entre Antofagasta y Calama la luz del alba me permitio intuir la vasta sequedad de un desierto que se autodenomina el mas seco del planeta. Bebi agua en abundancia y me felicite por no haber comenzado a pedalear en Calama, el paisaje desértico aun esta poco definido y se desparrama en rectas inabarcables hasta que descienden paulatinamente hasta las inmediaciones de San Pedro de Atacama donde, en lontananza, se adivina el Valle del Sol y los aglomerados de arenisca desde donde se aprecia el pequeño oasis donde se asienta el pueblo atacameño.
En la terminal de bus monte la bicicleta, enganche el carrito y cuando gire para tomar la calle principal una horda de turistas me impidió el paso. Horror. ¿Que es esto?. De inmediato huí por una callejuela entre tapias de adobe y suelo de arena. Sin quererlo di con el camping para escaladores "Los Perales", atravesé el portón y gratamente vi que solo había un par de carpas de una familia chilena. Busque un lugar sombrío, monte mi carpa donde me refugie hasta que el sol bajo de intensidad al caer la tarde y me deje caer por el centro del pueblo"HotelRestauranteArtesanal" que es San Pedro bendito. Ya solo quedaban pequeños grupos de nuevos hippis en busca de lujosos restaurantes donde saciar su espíritu gastronómico.
De regreso al camping !Sorpresa..! hay aparcado un super Camión-Hotel checo de dos plantas con un grupo de aventureros mayores de 7o años que, vestidos con chalecos antimosquitos, cenan copiosamente bajo una carpa naranja. Unas cuantas canciones aderezadas con esa risa que solo posee la tercera edad europea, cierran el dantesco espectáculo de los viejos rambos que duermen el sueño de los justos en su confortable camión-casa de 100 dolares al día.
Durante toda la noche los perros callejeros atacameños no cesaron de ladrar y ni con tapones pude conciliar el sueño. Los muy perros los vi placidamente dormidos tirados en la sombra durante las horas de sol. Pese a que no soy violento les fui levantando a mi paso.
Al día siguiente y siempre con la presencia de "La reina Isabel cantaba rancheras" del escritor atacameño Hernan Rivera Letelier fui recreando los personajes andando por una salitrera, me perdí entre las antiguas tumbas del cementerio y anduve caminando direccion este viendo en lontananza algo que no podia creer. Una empinadisima carretera serpenteaba por la falda de la montaña a la sombra del volcan Lincabur. Consultando la brujula la direccion coincidia con la del paso Jama. Sobre el terreno senti el mismo vertigo que cuando vi en el icono de relieve de "google earth" elevarse sin piedad las curvas de nivel que, partiendo de 2400 metros en San Pedro, ascendian en menos de 4o km a 4800 metros. Un temor infundado se apodero de mi y con el trate de conciliar otra noche perruna.
El dia viernes 17 de abril, como dicen por aqui, me presente en la aduana chilena a la hora de la apertura, 8 de la mañana, pensando que no abria nadie. Error. Una gran cola de camiones y buses de turistas esperaban pacientemente realizar los tramites; por suerte, un carabinero joven aficionado a la bicicleta, se ocupo de los mios y practicamente solo espere el tiempo que duraron las preguntas que me hizo sobre el viaje.
De inmediato tome la carretera N 27 de la II region chilena asfaltada desde 1991 y denominada PASO JAMA- Ruta Internacional. En los primeros kilometros encontre carteles de prohibicion de salirse fuera de las ruta ya que existen campos de Minas. Enseguida me di cuenta del desnivel por el cuenta kilometros: de 14 km/h del comienzo, pase a 7 Km/h , luego a 5 Km/h y pronto a 0 km/h , ya que, en muchos momentos, no podia arrastrar el peso del carrito ni caminando. Lo que si iba a toda velocidad eran los latidos de mi corazon; con su sonido seco y acelerado me pedia que parara. Lo fui haciendo a cada poco buscando las unicas sombras en las señales a pie de ruta asi como en la maquinas de obras que recien estaban mejorando el firme. El sol, indiferente a la estacion del otoño recien entrada, calentaba inmisericorde. Por suerte el viento de frente mas me aliviaba que me frenaba.
En uno de los descansos, cuando estaba tumbado sobre la ruta, paro un micro de turistas y el chofer me regalo una botella de zumo, unas chocolatinas, un litro de agua y unas felicitaciones por el viaje en bicicleta. Cosas de la providencia. Por suerte fue cuando habia decidido parar para buscar un lugar oculto para dormir alejado de la carretera. No me costo encontrarlo pero si montar la tienda por el viento que de repente se levanto. Al fondo veia la planicie blanquecina del Salar de Atacama y casi pegado a mi el Volcan Lincabur con su cima nevada donde duerme un lago escondido, donde recientemente se ha batido un record de buceo con 40 minutos de permanencia.
Aun con la luz del crepusculo pude preparar la sopita y lo hice en memoria de mi amigo Agustin Egurrola,(apodado cariñosamente "el sopitas" ya que era su comida favorita en sus incontables viajes en bicicleta por el mundo). La gran oscilacion termica entre el dia y la noche no tardo en llegar, dando paso a un frio seco y cortante que a 4500 metros de altitud te deja duro hasta los tapones para los oidos. En esta ocasion no tuve que usarlos ya que el silencio cayo sobre la noche como el sueño ante mi cansancio: de repente.

A la mañana siguiente mientras cargaba mi equipaje en el carrito descubri la causa de la lentitud: el peso: 29 kilos.
Dias antes habia buscado en google "Paso Jama" y lo que lei me hizo tomar alguna medida inusual en mi. Recuerdo de unos ciclistas que habian hecho previamente el paso en bus y fueron dejando agua y provisiones escondidas al lado de la ruta, de esta forma no llevaban peso. Otra pareja en tandem llevaban coche de apoyo que les iba filmando y aprovisionaldoles. Dos suizos jovenes que conoci en San Pedro de Atacama, que recien lo habian hecho viniendo de Argentina, me dijeron que cada uno llevaba 20 litros de agua y que les dio justo para llegar desde la frontera (en 16o km no hay lugar donde aprovisionarse ni de agua ni de comida).
Como me parecio excesivo tanto agua, decidí llevar 4 botellines y comprar una garrafa de 5 litros, total 8 litros, osea 8 kilos mas para añadir a los 21 kg de equipaje total incluida comida para 6 dias.

Ya en la Patagonia habia practicado la mimica para pedir agua y siempre con buenos resultados, por lo que no me preocupe mucho por mis reservas acuiferas.
Como siempre en la puna atacameña el sol es puntual a su salida y yo no quise hacerle esperar y a las 6.30 am comence las tareas cotidianas: desayunar, guardar el saco, colchoneta inchable, recojer la tienda y colocar todo en el carrito; mas o menos una hora en ponerme en marcha.
Bien abrigado, ya que la temperatura no alcanzaba los - 2º, comence empujando la bici un par de kilometros para entrar en calor. Cuando empece a pedalear me reencontre de nuevo con mi velocidad crucero de subida, 5Km/h; en un par de horas de pura meditacion en movimiento alcance la cota de 4800m de altitud en el cruce de tierra que hacia el norte se adentra hacia los Andes Bolivianos y en el que encontre a una parejita de franceses que disponian de altimetro. Ellos descendieron hacia la Laguna Verde y yo prosegui con la compañia del silencio, los cerros amarillos, bermejos, parduscos, viendoles en la lejania chapados de nieve y sol. La sequedad del ambiente me hacia beber a menudo.
Un pequeño grupo de vicuñas, ajenas a mi presencia, rumiaban esa especie de moños herboreos que nacen milagrosamente es esas laderas pedregosas y areniscas donde solo ellas pueden supervivir a la implacable sequedad del desierto. Pero la compañia que mas agradecí fue la de la Perdicita Cordillerana, ella, a vuelos pequeños me iba siguiendo por el arcen terroso, a veces penseba que la perdia, pero no, enseguida aparecia con su plumaje marron confundiendose con la tierra. Que compañia mas desinteresada y revoltosa, como me hizo disfrutar con sus equilibrios sobre las piedrecitas que desplazaba al emprender el vuelo. Me hizo recordar una de las pocas poesias que aprendi en la escuela de chico:

"Que por mayo era por mayo
cuando hace la calor
cuando los enamorados van a servir al amor,
si no yo triste y cuitado
que vivo en esta prision
que ni se cuando es de dia
ni cuanto las noches son
sino por una avecilla
que me cantaba al albor
matomela un ballestero
dele Dios mal galardon"

Estos pequeños-grandes acontecimientos son los que te sacan de la prision en que te encierra la soledad y te hacen salir fuera de ti y estar en perfecta comunion con la naturaleza. Asi tambien fue con los Salares que fui cruzando, las montañas por las que fui trepando, los cielos deshumanizados, todo me dejaban noqueado, exhausto ante la indomable naturaleza tan temida por algunos, como fue el caso de 4 motoristas que me pasaron a mas de 200 km/hora.

En medio de la nada distingui una silueta, a medida que me fui acercando vi como el reflejo de mi mismo. No podia ser, no podia estar viendo un espejismo. Pero si. En efecto. Otra bici, otro carro como el mio, otro hombre vestido de forma parecida a mi, parecida gorra e igual cara requemada por el sol. Era Ramón, un catalan que placidamente sentado en la tierra reponia fuerzas para continuar. El iba en direccion contraria a la mia. Como no, hablamos, comartimos frutos secos, galletas, agua e intercambiamos valiosa informacion. Sin apego perpetuamos nuestro encuentro con un par de fotos que nos hicimos uno al otro y proseguimos nuestro camino pensando que no somos los unicos en la ruta.

Al caer la tarde descendi hacia la llanada salpicada de pinaculos de granito, que como caidos del cielo, estaban clavados en la tierra. Siguiendo las indicaciones de Ramón busque el sitio donde el habia dormido al abrigo de las rocas. Empujar la bici por el terreno arenoso me costo mas de lo esperado pero merecio la pena. Alli estaba resguardado del viento y de las miradas ajenas. Monte la tienda, coci unos espaguetis y espere a cenar en compañia del crepusculo. Me invadio un miedo cosmico ante la soledad del paisaje y lo combati trayendo a mi memoria a mis seres queridos. Ya mas tranquilo me sente a meditar sobre una roca y cuando abri los ojos vi que la noche me caia encima. Como te eche de menos Emy, cuanto me hubiera gustado tenerte a mi lado y acurrucarme en tus brazos. Me meti vestido dentro del saco ya que, mas que el frio de la noche desertica, sentia el desierto de tu ausencia.

El doble techo de la tienda amanecio helado, tieso como un tempano, casi como mi cuerpo. Sali fuera y comence a votar moviendo brazos, piernas, hombros, manos, pies, orejas y todo lo movible. Espere que el sol derritiese el hielo, seque el saco y como siempre me puse en marcha acabadas las tareas domesticas. Frio en estos sistemas tan vulnerables a la huella humana.
De nuevo soledad, silencio, salares, vicuñas, guanacos, patos, garzas, flamencos, capillas en medio de la nada, apachetas (monticulos de piedra levantados en honor a la Pachamama-tierra), en lugares insospechados, y el viento que benevolo me empuja sacandome de mis cavilaciones.
Para relajarme escribo con piedras el nombre de mi nietecito sobre el desierto y esos momentos en que solo esta el presente y el desierto que ya es algo mio, me devuelven las ernergias necesarias para continuar el pedaleo.
La carretera, juguetona, me hace perderla de vista en las rectas interminables y de repente aparece para volverse a perder en una hondonada para resurgir altiva en un cerro. Asi es como descubro desde un mirador natural el diminuto y ansiado pueblo fronterizo de Jama desparramado en la inabarcable llanura puneña. Enseguida aparece el cartel que indica la altitud, 4320 m. y en pocos kilometros de bajada me presento en el puesto fronterizo con Argentina.

Tramites rapidos. Un niño se me ofrece para llevarme a un lugar donde dormir. Resulta ser la gasolinera recien instalada hace unos meses. El encargado, Fernando, me deja instalarme en el garaje y me ofrece los baños para ducharme. Comparto charla y aprovecho para escribir el diario en la coqueta cafeteria con mural pintoresco.
Acostado al lado de las ruedas del coche me hago algunas preguntas que prefiero no transcribir por lo comprometidas conmigo mismo.















































lunes, 13 de abril de 2009

POSTALES SIN SELLOS PARA NUESTROS AMIGOS





















Estimados amigos como no existen suficientes postales como para todos, hemos decidido enviaros un monton de ellas para que cada cual elija la que mas le guste.

En cuanto al texto, que cada uno se escriba la suya y nos la envie al blog que es la postal grande donde os dedicamos nuestro tiempo y nuestras aventuras cotidianas.
besotes y en menos de 10 años nos vemos en algun lugar o antes nos carteamos en el ciber-espacio.

LA RODILLA DE EMY SE FUE A ESPAÑA CON ELLA







Me gustaría , ahora que no esta a mi lado, ser capaz de poderla componer una gran Oda de carácter heroico a la mujer con la que comparto mi vida y mis viajes: Emy

Recuerdo que cuando la conocí, hace ya mas de dos décadas, apenas sabia andar en bici y, paradógicamente, con el paso del tiempo es ella la que imparte cursos para que las mujeres mayores de 30 años aprendan a andar en bicicleta.

Estoy hablando de una mujer fuerte y valerosa que fue capaz, no solo de dar un salto mortal en el espacio geográfico, brincando de Gallegones de Zamanzas al mundo mundial, sino también dejando su trabajo estable para cumplir su sueño de ser la dueña de su tiempo y de su vida. Así es como ha pasado a formar parte de la horda de nómadas laborales e interterritoriales.

A lo largo de todos nuestros viajes realizados en bicicleta nunca la he visto desfallecer, aun en momentos duros y difíciles como cuando fuimos asaltados en Chiapas o combatiendo la puna en el altiplano boliviano a mas de 4600 de altitud, o tratando de solucionar, tras mi accidentada caída, mi estancia en algún hospital de Calcuta; pero sobre todo, en lo que demuestra ser una mujer inquebrantable y osada es en la convivencia diaria con este hombre que escribe y que ostenta un titulo otorgado con motivo de mi exclusión del servicio militar: neurótico obsesivo.
Esta obsesión mía fue la que logro convencerla para hacer este viaje que, en principio y ya desde la Markinada realizada en octubre del 2008 -quien quiera saber de que se trata ver en google- anuncio su renuncia a participar de la aventura patagónica por considerarla excesivamente dura para su frágil rodilla.
Pues bien, el tiempo a dictado sentencia a su favor y la ha obligado a retirarse, no sin antes, haber sufrido, no solo los rigores de la patagonia con su accidentada geografía capaz de hacer echar el pie a tierra al mas fuerte de los mountain gais, sino también superando el paso andino del Aconcagua pese a su tenue y constante dolor de rodilla.

Lo siento Emy pero quería que sintieras las latitudes del fin del mundo en Ushuaia, te extasiaras con la verticalidad de las Torres del Paine y el Fitz Roy, que te derritieses de gusto mirando el cúbito de hielo que es el Glaciar Perito Moreno, que tu mirada se perdiera en los fiordos de los campos de hielo patagónico, que tu sueño de sentir la cercanía de los volcanes se cumpliera- por eso hice que el volcán del Chalten entrara en erupción para ti- que tus pies tocaran las aguas turquesas del Rio Baker y que en las tumultuosas aguas del río Simpson pudieras imaginar a tu padre deslizándose sigilosamente con su caña de pescar en la mano en busca de la mas difícil presa.
Por todo esto y muchas mas cosas que hemos vivido juntos en este viaje, te agradezco tu esfuerzo por estar a mi lado y aunque a partir de ahora me cueste mas encontrar lo que busco- solo tu lo sabes- y tenga que empezar a saber cambiar el dinero por otro dinero y a sentir la agobiante sensación de llevarlo encima y tenga que prescindir de tus sabrosos platos ciclo-viajeros y tu complice mirada, continuare pedaleando para seguir difundiendo la Marcha Mundial por la paz y la no violencia y tambien para cumplir con mi sueño de pedalear por el desierto mas seco del planeta y superar el paso andino de Jama (4.400 m) entre San Pedro de Atacama en Chile y Jujuy en Argentina.
Para tu tranquilidad en el reverso de la pancarta que anuncia la Marcha Mundial por la paz y la no violencia, he escrito con letras grandes la palabra "AGUA".

Aunque se que es algo que no te gusta que te diga, te quiero.