sábado, 11 de abril de 2009

DE MENDOZA EN ARGENTINA A SANTIAGO DE CHILE







































































































































































































































































































































































Partimos de Mendoza al despuntar ese sol benefactor, que, practicamente durante todo el año, alimenta las miles de hectáreas de vides que producen casi el 75 % de la producción de vino en Argentina. Hay que recordar que fueron los colonizadores españoles de hace casi 500 años los que plantaron las primeras viñas que tan buenos caldos siguen dando en estas tierras mendocinas.

Entre un trafico atroz de coches, autobuses y camiones nuestras bicicletas apenas son percibidas en los laterales de la autopista de la ruta 40 y en mas de una ocasión nos vemos obligados a abandonar la banquina (arcén) para circular por la tierra que nos ofrece mas seguridad. Unos diez kilómetros mas adelante al desviarnos por la ruta 7 hacia el oeste dejamos de oír el ronronear continuo del trafico para pasar a sentir las ventoleras que levantan los camiones al adelantarnos. Se estima que son mas de 700 camiones los que circulan a diario por esta ruta que une Argentina con Chile; nosotros dejamos de contarles, que no de sentirles, cuando llevamos unos 5o en menos de 15 minutos.
A medida que vamos ganando altura (Mendoza 750m) las vides van dando paso a unas montañas peladas y pedregosas de tonos marrones claros que contrastan con la nieve blanca que corona las cimas de los cerros lejanos de la cordillera. Por suerte cuando Emy empieza a sentir molestias en su rodilla derecha, al fondo, en la lejanía, se ven clarear las aguas turquesas del embalse de Potrerillos. En un rápido descenso y tras unas 5 horas de pedaleo para cubrir unos 62 km llegamos al camping vacío del pequeño pueblo de Potrerillos situado a 1469m de altitud.

La dura negociación con Fermin, el encargado del camping, da resultado: de los 20 pesos que cobran en temporada alta (4 euros), nos lo deja en 10 pesos por ser, junto con un par de pescadores, los únicos clientes. Al caer la tarde Fermin paso de ser el encargado serio y distante para convertirse en un afable y simpático hombrecillo que nos relato con cariño su infancia en el seno de una familia de 18 hermanos todos nacidos y criados en Potrerillos.

A las 6 de la mañana Fermin mueve la tienda para despertarnos y con la noche pegada a las pestañas, recogemos el campamento y tras tomar un flugal desayuno, con las primeras luces del nuevo dia, ascendemos hasta la ruta sombria que va internandose por el valle que, paralelo al torrentoso rio Mendoza y al abandonado ferrocarril trasandino, nos va mostrando un paisaje abrumador jalonado por enormes picachos y cerros erosionados por vientos antiguos.
Enseguida una sucesion de tuneles sin ninguna iluminacion nos hacen poner en marcha nuestro infantil artilugio comprado a un vendedor ambulante. Se trata de una corta barrita de plastico de unos 50cm rellena de unas lucecitas de colores que al encenderlas emiten un destello intermitente un tanto sospechoso. El resultado excelente.
Sin poder dejar de disparar la camara y sin apenas sentir el desnivel progresivo nos vamos aproximando a Uspallata ( 1850m) viendo como el rio Mendoza ha tallado unos enormes farallones de arenisca en su margen derecha. El pueblo vive del rio y las grandes montañas que le rodean; innumerables empresas venden aventura enlatada para quien guste de un riesgo moderado.

En un restaurante paramos para tomar un menu y tras preguntar a unos camioneros cual es el precio (18 pesos, unos 4 euros), nos sentamos a la mesa y.... sorpresa! , nos han visto cara de gringos y por esto el precio de repente ha subido a 30 pesos. Indignados abandonamos el local y una vez fuera los camioneros que han presenciado la jugada nos recomiendan que siempre digamos que somos camioneros donde paremos a comer. Por aqui, nos siguen diciendo, transitan camioneros de muchos paises: brasileiros, uruguayos, paraguayos, peruanos, bolivianos,chilenos, venezolanos y nadie dice de donde es y por sus pintas no se preocupen ustedes podrian ser camioneros brasileiros.
Unos kilometros mas adelante, en el siguiente restaurante en las cercanias de Uspallata, ponemos en practica los consejos de nuestros colegas camioneros con quienes compartimos la misma ruta y ,efectivamente, da resultado, pagamos el mismo precio que ellos.

Cuando entramos en el camping el cuenta kilometros de la bici marca 55 Km y un tiempo 5 horas y 20 minutos de pedaleo. De nuevo, junto con un motero ingles, somos los unicos clientes y nos cobra el precio de temporada baja: 10 pesos por persona (unos 2 euros).
Montamos la tienda y esperamos que la señora del camping encienda el horno de leña que calienta el agua para las duchas. Un breve paseo por el pueblo, ya que empieza a llover, una relajada lectura dentro de la tienda y una ligera cena a base de frutas y yogures cierran el dia soleado que hemos disfrutado.

De nuevo con la primeras luces del alba partimos de Uspallata (1850m) hacia Punta de Vacas (2500m), por la misma ruta con diferentes camiones y desnivel moderado. El silencio de las montañas sobrecoje y lo invade todo en los intervalos entre camion y camion. Pedaleamos cada uno con nuestro mundo y recordando aquella sentencia del longebo escritor argentino de Cordoba , Juan Filloy "Cuando usted viaje, deje su vida en su casa, en su pueblo, en su ciudad. Es un artefacto inutil"- Las horas van pasando imperceptiblemente bajo un sol implacable que nos hace que inutilmente busquemos alguna sombra en la ruta.

Nuestro espejo retrovisor nos alerta de la presencia de los camiones que vienen por detras y nos es muy util, sobre todo cuando nos cruzamos con otro que viene de frente, ya que nos permite con tiempo retirarnos del asfalto al arcen de tierra y asi no correr riesgos inutiles.

Son contrapuestas las dos posturas que existen al respecto del uso del espejo retrovisor entre los ciclo-viajeros. Para mi lo considero imprescindible sobre todo en carreteras de mucho transito. Gracias a èl pudimos ver como un camion que venia detras nos daba las luces para avisarnos que pararamos. Asi lo hicimos y acercandonos al camion estacionado en el arcen, con asombro, vimos como deslizaba su mano por la ventanilla ofreciendonos un paquete de yogures bebibles y una felicitacion por andar en bici por este elevado territorio andino. Gracias anonimo amigo camionero.
Un poco mas adelente me llamo la atencion un enorme monton de botellas llenas de agua y apiladas en el arcen de la carretera con un cartel que rezaba "difunta correa", no supe como interpretarlo pero igual busque en los alrededores un botella vacia y la llene con un poco de agua y la deposite junto con las otras. Quizas algun dia alguien me pueda aclarar el significado.

Mas adelante, en la lejania, identificamos el pequeño oasis donde se asienta un cuartel militar y donde al frente se alza un paredon de roca y arenisca en el que confluyen tres cadenas montañosas, tres rios y una energia especial que se concentra en este punto donde se asienta el parque espiritual de Punta de Vacas. Asi lo sentimos al atrevesar las puertas y ser recibidos por el responsable del parque, Hugo, un hombre de placido semblante y sonrisa franca que enseguida nos invito a instalarnos en una confortable cabaña construida a prueba de lluvias, vientos y frios extremos.
Realmente los dias vividos en el Parque nos ayudaron a renovar nuestra energia y a replantearnos el futuro del viaje. Compartimos lindos momentos con Edit la excelente cocinera, fuimos entrevistados para la Agencia Pressenza por Alexandre Sammogini, un joven periodista brasileño que recien salia de un retiro en el Parque. Tambien tuvimos la gran ocasion de asistir a una ceremonia de bienestar y pedido dentro de la sala de meditacion con un nutrido grupo de humanistas que nos alentaron para continuar nuestro viaje en favor de la Marcha Mundial por la paz y la no violencia.

Como no... tambien, trepamos al alto del cerro que se asienta en la misma curva del tiempo y desde su cima divisamos la ruta que dias despues seguiriamos por el valle que asciende hacia la entrada del Parque del Aconcagua; tambien nos adentramos por el valle donde se mira el Cerro Tupungato (6635m) quedandonos extasiados ante tanta belleza junta, pero el viaje debe de continuar y con pena reemprendimos el pedaleo.

Al girar la curva del tiempo, todo cambia, el paisaje se vuelve mas humano y los cerros de arenisca se derraman sobre el lecho del rio Mendoza volviendole tumultuoso con sus grandes bloques de piedra desprendidos de las alturas. No exite camara fotografica capaz de captar la gama cromatica de esta cordillera arrasada por esas rafagas de viento huracanado que barre el suelo levantando polvaredas cegadoras.
Asi vamos ascendiendo hasta la estacion de esqui de Penitentes, lurgo en el Paso del Inca aprovechamos para cargar agua en un caño y volver a recargar en la memoria la estampa surrealista de la colada que se derrama sobre el lecho del rio. En la entrada del Parque del Aconcagua encontramos a un escalador que hace años hizo cumbre y con el, imaginariamente, vivimos su ascension.

Nos sobrecoge el enclave, casi anonimo, del cementerio de los escaladores. Leyendo las lapidas de las tumbas se aprecia ante todo el amor de todos ellos por las montañas que no les permitieron cumplir sus sueños.

La ruta va ganando altura y nos va mostrando los deteriodados tuneles de hierro y madera que protegian el paso del ferrocarril andino, hoy lamentablemente abandonado. Al llegar a Las Cuevas una desvencijada gasolinera nos habla de tiempos mejores y en el dintel de la entrada de un restaurante cerrado leemos la altitud a que nos encontramos, 3189 metros. Realmente no notamos nada anormal en nuestro organismo, solo el cansancio propio de haber ascendido los 700 metros de desnivel desde Punta de Vacas.
La ruta nos muestra a la izquierda la pista que trepa por la montaña de arenisca hasta el Cristo Redentor. Renunciamos a subir y nos encaminamos hacia el Tunel de igual nombre. Aqui tenemos que esperar a que avisen al camion que nos cruzara los 3Km del tunel prohibido para las bicicletas. El paso es rapido y al otro lado el paisaje cambia radicalmente: las montañas ya no tienen esa mansedumbre y claridad de las argentinas, ahora se han tornado oscuras, desafiantes con picachos que casi se echan unos sobre los otros.

Esta claro que el paisaje y el territorio determinan el caracter de cada pueblo, quizas sea por eso que el caracter de los chilenos, como el castellano, es mas seco y arido que el de sus vecino los argentinos.

Descendemos hasta el puesto fronterizo donde un policia amable nos hace muy rapido los tramites y nos advierte del peligro de la bajada de Los Caracoles.
Ensegida un enorme hotel al lado del lago andino del Inca anuncia las pistas de esqui del Portillo, las mayores de Chile.
Nosotros no vamos a batir el record de velocidad (200 km/hora), batido en estas pistas pero si vamos a gozar esta carretera que se retuerce por la abrupta ladera que se precipita hasta el fondo del valle casi hasta llegar a el pueblo de Los Andes en mas de 70 km.

Por vez primera adelantamos con toda facilidad a los pesados camiones que bajan quemando frenos al igual que nosotros cuando decidimos parar para apreciar la serpenteante carretera que no cesa de sorprendernos a casa nueva curva. En una de ellas vemos como un ciclo-viajero esta subiendo su bicicleta a una camioneta, aun le faltan mas de 25 km para arriba y la noche amenaza con echarsele encima.
Nosotros continuamos en el mayor de los orgasmos disfrutados en el viaje: llevamos mas de una hora de descenso sin dar un solo pedal y no parece que se vaya a acabar nunca. El valle se va cerrando y a las orillas del cauce torrentoso del rio paralelo a la carretera, la vegetacion humaniza algo el paisaje duro de estos cerrros altivos. Al llegar a un pequeño vergel donde se ubica el lujoso restaurante de Los ventisqueros a la sombra de unos grandes sauces, decidimos preguntar si podemos montar la tienda para pasar la noche.
Su dueño, el señor Hernan, con una sonrisa complice y gastandonos la broma de que en el estanque que hay bajo los sauces hay pirañas carnivoras, no solo nos da permiso sino que nos indica el mejor sitio para no ser devorados por esos animales que finalmente resultan ser truchas grandes.
Apuramos los ultimos alimentos que nos quedan y nos disponemos a pasar una placida noche con los ladridos de los perros como fondo.

A la mañana siguiente partimos muy temprano sin podernos despirnos de Hernan y darles las gracias por su hospitalidad y por el rico pancito que nos regalo para la cena. Gracias.
El transito de camiones a primera hora es intenso y la carretera apenas si tiene arcen con lo que tenemos que agudizar todos los sentidos; por suerte continuamos descendiendo con apenas algun que otro repechon. Se van sucediendo pequeños y aislados nucleos habitados al pie de la ruta y el disponer de agua es algo facil. Arboles frutales, chumberas y captus jalonan las margenes de la carretera y asi llegamos hasta el pueblo de los Andes.

El intento por llegar a Santiago de Chile pedaleando se trunca al llegar a la entrada de la autopista donde los carabineros nos informan de la prohibicion de circular bicis. No hay ninguna otra carretera alternativa que podamos tomar y desobecer y arriesgarnos a cruzar un peligrosisimo tunel de unos cuantos kilometros nos disuade de la idea y preferimos retroceder de nuevo hasta Los Andes y alli tomar un bus que en una hora nos dejara en el centro de la capital chilena.

La primera impresion que nos produce Santiago de Chile es muy diferente de como la imaginabamos por lo que habiamos leido y visto. No nos parece ni tan peligrosa ni tan contaminada y desastrosa como algunas guias la definen. Todo lo contrario. Los grandes cerros que la rodean suavizan su imagen y los edificos de diseño modernista a ambas partes de la avenida principal que recorre de este a oeste esta gran metropolis, le dan un aire cosmopolita y elegante.

De la estacion Central donde nos deja el Bus, lentamente vamos descubriendo la ciudad a medida que degustamos su arquitectura y algun que otro plato tipico. Sin prisas y por el sombreado carril bici del bulevar de la avenida Libertador Ohiggins, en unas tres horas llegamos a Las Condes al este de la ciudad donde nos esperan mi sobrino Angel su mujer Guadalupe y sus preciosos hijos pequeños Samuel y Aaron. El reencuentro nos produce una especial alegria y enseguida nos hacen sentirnos como en casa en su elegante dieciseavo piso con excelentes vistas a la cordillera y a la ciudad.
El deseo anunciado por mail de cenar tortilla de patatas con pan autentico y vino se ve cumplido con creces y asi damos por inaugurado un nuevo espacio de amistad entre tio y sobrino.
Gracias Angel, Guada, Samuel y Aaron.












































































































































3 comentarios:

Jordi Lopez Ramot dijo...

Hola Luis, no sabia como contactarte y lo hago por aqui en el blog. Nos conocimos en el CycleTourismCongress en Santa Cristina d'Aro (tuve la ocasión de presentar la página web de rutas wikiloc.com). Ojalá hubieramos podido charlar un poco, vuestra 'aventura' me parece simplemente fascinante, un sueño vamos. Un saludo desde Girona y mucha suerte!!

Anónimo dijo...

Las botellas esas que viste a la orilla de la ruta con la frase difunta correa, es una historia- mito caracteristico del oeste Argentino. Cuenta la leyenda que una mujer escapo caminando o corriendo de la ciudad hacia el desierto, embarazada a punto de parir. Esta dio a luz en el medio del desierto, y ella murio de sed, en cambio su bebe corrio con mejor suerte ya que salvo su vida mamando del pecho de la madre. Es por esto que le dejan botellas con agua en honor a su sed.
Saludos

Anónimo dijo...

muy buenas...
no se si leereis esto pues el blogg es antiguo, pero me ha servido muchisimo! acabo de llegar de repetir vuestra aventura. de lunes a miercoles, de mendoza a santiago...muy dura (iba solo y el jueves daban mal tiempo, a si que me tuve que espabilar...jeje)
estaba toda asfaltada, no? es que me ha parecido ver tierra...
mi correo es duimg@hotmail.com por si quereis contactar conmigo para lo que sea, y mi facebook es "luis miron indignado" por si quereis ver mis fotos y rememorar vuestro viaje jeje un saludooo